Seréis mis testigos
Clavados en la cruz, era admirable ver
la constancia de todos, a la que les exhortaban el padre Pasio y el padre
Rodríguez. El Padre Comisario estaba casi rígido, los ojos fijos en el cielo. El
hermano Martín daba gracias a la bondad divina entonando algunos salmos y
añadiendo el verso: A tus manos, Señor. También el hermano Francisco
Blanco daba gracias a Dios con voz clara.
(De la Historia del martirio de san Pablo Miki y compañeros, escrita por un contemporáneo.)
SAN FRANCISCO BLANCO
INTERCEDE POR LA SANTIDAD
San Francisco Blanco, Ora pro nobis!
ResponderEliminarAyudanos y danos la fuerza para hacer la voluntad de Dios todos los dias de nuestras vidas.