"Esto es lo que yo deseo, papá: cantar eternamente las alabanzas del Señor...Adiós, papá, adiós...Pero... ¡qué cosa tan hermosa veo!". Diciendo esto y sonriendo con celestial semblante, expiró con las manos cruzadas sobre el pecho, sin hacer el más pequeño movimiento.
(San Juan Bosco, Biografía de Santo Domingo Savio)
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