Mañana martes llegan a Ourense las reliquias (el corazón) de San Juan de Ávila.
Su recepción será en la Casa Diocesana de Ejercicios (Vistahermosa) a las 20.00h.
Allí serán recibidas por el Sr. Obispo, sacerdotes, religiosos y consagrados, seminaristas y fieles que nos demos cita.
A continuación juntos haremos una procesión con las reliquias, portadas por seminaristas mayores y menores, hasta el Seminario Mayor. Durante el trayecto rezaremos el Rosario, preparado y dirgido por las Delegaciones Episcopales de Infancia, Juventud, Vocaciones, Misiones y Vida Consagrada.
En la explanada del Seminario Mayor la Real Banda de Gaitas de la Diputación honrará la reliquia del nuevo Doctor de la Iglesia.
Ya en el interior de la Capilla del Seminario, el Sr. Obispo presidirá un momento de oración por los sacerdotes y por las vocaciones. A su término todos los asistentes podremos venerar las reliquias del Santo.
Por la noche serán los seminaristas mayores quienes custodien el relicario mientras velan Santísimo Sacrameto en Adoración Nocturna.
El miércoles por la mañana a las 11.00h. todos los sacerdotes de la diócesis están convocados en el Seminario Mayor para celebrar la anual fiesta en honor a su Patrón, San Juan de Ávila.
A las 19.00h. las Reliquias llegarán a la Casa Sacerdotal "San Juan de Ávila" (c/ Lamas Carvajal). Serán recibidas en el Patio del Obispado frente a la fuente a él dedicada. Luego el relicario será trasladado hasta la Capilla de la Casa Sacerdotal, en donde la CONFER Diocesana preparará y dirigirá el rezo de Vísperas, como último acto público de veneración de las reliquias en nuestra diócesis.
Os animo a todos los que podáis a aprovechar esta ocasión para acercaros a este gran santo que tanto animó y acompañó la renovación espiritual de la España del siglo de oro, y de toda la Iglesia a lo largo de estos siglos. Fue consejero espiritual, hermano y amigo, de muchos de los grandes santos de aquella época (sacerdotes, religiosos y religiosas, fieles laicos) animándolos a todos en el camino de la santidad.
Que la presencia de su reliquia entre nosotros nos encienda en aquél fuego del amor de Dios que inflamó su corazón sacerdotal.
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